Cuando no sé que hacer, voy a recoger a mi hermano a su trabajo.
Por el frío camino, me pongo mis cascos y oigo cancioncillas compuestas por hombres de otros países muy lejos de aquí. Miro el cielo y según las estrellas pienso como debo hacer las cosas. A veces veo muchas, en otras ocasiones pocas.
Hoy tenía mucha impotencia encima, y busqué de inmediato a mis ayudantes en el cielo, sólo encontré una, y permanecía quieta, muy quieta.
No podré hacer nada, no sólo por la estrella, sino porque no puedo solucionarlo todo, no soy el hombre perfecto.
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